La caída de la hoja comenzó cuando la madera de las cepas estaba agostada, la poda y el invierno llegaron a la par, en las varas de las cepas se dejaron yemas latentes, que soportaron las bajas temperaturas del invierno, sin apenas heladas. La primavera se adelantó, y las primeras hojas de las viñas dieron lugar a unos anticipados racimos. Sin apenas lluvias durante la maduración, el stress hídrico sufrido en el campo provocó que el 24 de agosto comenzásemos la vendimia más tempranera de la historia con el absoluto convencimiento de que nuestras uvas estaban en sazón y en su mejor momento aromático y de frescura.

La cosecha 2017 asoma con un color acerado y pálido con reflejos de lima dulce acompañado de la brillantez requerida. La nariz, comienza con una magnífica colección de azahar y jazmin, que se entremezcla con maracuyá, albaricoque y frutos secos, al final se sienten los detalles balsámicos que le aportan profundidad. En el paladar, se presenta fresco, envolvente y salino, con una armonía elogiable fiel reflejo de su crianza sobre lías.

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